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La resistencia está cuantificada como un valor conocido como resistencia de “tracción” y es completamente dependiente del tamaño del anclaje y las características del suelo. Esta resistencia de tracción es utilizada en el análisis de la estabilidad de suelo y puede estimarse basándonos en datos geotécnicos mas ha de ser validada por un testeo de carga al anclaje in situ. El ingeniero debiera requerir que la resistencia a la corrosión del armado entero del anclaje exceda la vida útil de 50 años. La frecuencia de instalación o bien espaciamiento de anclajes es un resultado del análisis de la estabilidad de suelo.
Los anclajes son típicamente instalados en un patrón escalonado, creando un efecto de tablero de juego de damas. La instalación de anclajes implica el uso de un martillo percutor y una guía de acero concreta para instalar los anclajes a lo largo de la manta y en el suelo a la profundidad conveniente de la incrustación. Una vez guiada, el anclaje ha de ser tensionada para producir su bloqueo y fijación terminante. Éste proceso hace que la cabeza del anclaje rote abc-tipos y causas de fallas en taludes quede paralela a la cara del talud, bloqueando con esto el anclaje. Dicho bloqueo crea un cono de resistencia compresora sobre la cabeza del ancla, conocido como bulbo de presión